En 2012 se estimaba que más de 6 millones de personas en España presentaban síntomas de depresión (1). Las estimaciones sobre la otra gran plaga del s. XXI, el stress, eran todavía más preocupantes. Los estudios apuntaban a dos causas principales: el malestar laboral y estilos de vida poco saludables, definidos por hábitos nutricionales inadecuados y exceso de sedentarismo o falta de actividad física regular.
No es nada nuevo si afirmo, como psicopedagogo o personal trainer, que el ejercicio físico es un potente y eficaz "remedio natural"contra la depresión, la ansiedad y el stress.
En esencia, la naturaleza rítmica de muchas actividades físicas inhibe -según diversos estudios- la activación de la corteza cerebral, con lo que la actividad cognitiva asociada al stress y la ansiedad disminuye y por tanto también lo hacen los síntomas. Otra posibilidad es el denominado efecto "termógeno": el ejercicio activa el metabolismo corporal y esto origina un aumento de la temperatura. Como respuesta biológica y natural, el hipotálamo reacciona favoreciendo al mismo tiempo un descenso de la temperatura y una relajación cortical. Además, se produce una conocida liberación natural de "hormonas de la felicidad": las famosas endorfinas. Por otra parte, al realizar ejercicio suele existir un factor psicológico determinante: la mayoría de mis clientes afirman "sentirse mejor" después de una sesión de entrenamiento, independientemente de que ésta sea de running, de entrenamiento de fuerza o de mindfulness. Esta sensación positiva parece provenir de una compleja interacción de factores socio-psico-biológicos que se dan al realizar una actividad física rítmica y/o de cierta intensidad. Ciertamente, tras el ejercicio uno puede sentirse mejor: no solo su pensamiento sino también sus emociones han cambiado.
"Al igual que en el caso de la ansiedad, los estudios documentan con claridad y consistencia que el ejercicio físico tiene un efecto moderador, estadísticamente significativo, sobre hombres y mujeres clínicamente deprimidos" (2). En este caso, la liberación de aminas biógenas en el encéfalo al realizar ejercicio, el incremento de los niveles de serotonina y noradrenalina (neurotransmisores con efectos antidepresivos) o por factores psicológicos como la mejora en la sensación de autoeficacia y autoconcepto-autoestima al realizar con éxito una serie de ejercicios, parecen ser las claves que permiten afirmar los efectos positivos de la actividad física sobre nuestra psique y sobre la componente emocional.
Así que ya sabes: depresión, stress y ansiedad pueden reducirse mediante la actividad física regular y sistematizada, una terapia natural con beneficiosos efectos secundarios.
Así que ya sabes: depresión, stress y ansiedad pueden reducirse mediante la actividad física regular y sistematizada, una terapia natural con beneficiosos efectos secundarios.
Notas:
2. Manual NSCA. Fundamentos del entrenamiento personal. Earle, R. y Thomas, R. pág. 168.